jueves, 20 de febrero de 2014

Columna transversal: Historia en vivo

El pasado martes me quedé todo el día pendiente de lo que iba a pasar en los dos lugares del mundo, donde movimientos ciudadanos están al punto de derrocar sus gobiernos autoritarios: en Ucrania y en Venezuela.
Era un día de trabajo, así que no era opción quedarme viendo tele todo el día. La solución: twitter. De todos modos, en la tele salió poco. En twitter, salió hasta demasiado. 

En Venezuela, el joven y dirigente opositor Leopoldo López había convocado a los estudiantes y a toda la alianza democrática a acompañarlo en el momento de entregarse a la Guardia Nacional, que lo estaba buscando por haber convocado las grandes marchas del 12 de febrero, cuya represión cobró 3 muertos. En Kiev, a la misma hora la policía se aprestaba a asaltar a una multitud opositora que tiene semanas de acampar en la céntrica Plaza de la Independencia, el Maidan, pidiendo que su país salga de la histórica dependencia de Rusia.

En Twitter, recibí minuto por minuto un flujo permanente de información, fotos y videos que facilitó que los momentos de máxima tensión que vivieron los manifestantes en Kiev y en Caracas se conocieran, en vivo, en todo el mundo. El problema: es abrumadora la cantidad y a veces confusa la calidad de la información que nos tiran en twitter. Y muy dada a la manipulación y la mentira.

Pero en Kiev andaba una muchacha que admiro mucho, sin conocerla fuera de redes sociales: Marina Weisband, alemana de origen ucraniana, dirigente del partido Los Piratas en Alemania - bajo el indicativo @afelia una gran tuitera. Marina estuvo en la Plaza de la Independencia tuiteando emociones e informaciones. Y en Caracas andaban, en medio de la concentración de camisas blancas, muchos amigos míos, entre periodistas y dirigentes opositores, todos usando twitter para transmitir el momento histórico: toda la dirigencia opositora, incluyendo Henrique Capriles, en la plaza Brión en Chacaito, junto con cientos de miles de ciudadanos, rodeados por tanquetas, batallones de antimotines y francotiradores en los techos. Y aparece Leopoldo López. Máxima tensión. Nadie sabe cómo va a reaccionar la Guardia Nacional. De repente, el ministro del Interior anuncia su orden a la Guardia de no intervenir y retirarse a un anillo más periférico. La multitud celebra, pero la tensión se mantiene. Una colega tuitea: “Puede ser la calma antes de la tormenta.”

Estas noticias se mezclan, en mi TL, con otras aun más dramáticas: en Kiev, la policía política anuncia que en el Maidan solo quedan terroristas y que procederá contra ellos con toda la fuerza disponible. Ya hay muertos y heridos. @afelia escribe: “¡20 mil terroristas! Hoy podría ser la noche más sangrienta de la historia de Ucrania.”

Desde Caracas, cientos de testigos reportan el dramático momento cuando Leopoldo, luego de llamar a la multitud a mantenerse firme pero pacífica, se entrega a la Guardia Nacional, que lo mete en un vehículo y lo saca de la plaza. Docenas de tuiteros acompañan el vehículo y reportan adónde lo llevan. Cientos de fotos del dirigente dentro de un blindado. Hasta que desaparece de la vista del mundo en la base de la Fuerza Aérea La Carlota. Fotos del helicóptero que se levanta...

Las fotos que desde Kiev y Caracas se parecen, las imágenes se confunden en una historia universal de resistencia y represión. Pelotones de antimotines con cascos, fusiles y escudos se ven iguales en todo el mundo. Las caras de angustia, de rabia y de coraje de estudiantes enfrentando a estos pelotones, se ven idénticos hasta en la China. Mujeres entregando rosas o tacando violín a los policías antimotines – y otras sangrando de impactos de bala son imágenes universales que nos hablan de cobardía y coraje. Me viene a la mente la foto que recorrió el mundo desde Praga en 1968: un estudiante sentado en la calle bloqueando el camino a una columna de tanques rusos. Una foto que impulsó a los estudiantes del mundo entero, que ya estábamos protestando contra la invasión americana en Vietnam, a protestar igualmente contra la invasión rusa en Checoslovaquia.

Hoy todo esto lo sabemos al instante, en twitter. Y esto complica la vida terriblemente a los gobernantes represivos, sean en Ucrania, en Venezuela o en Siria. A Leopoldo López no lo pueden torturar ni desaparecer, porque se entregó en público, acompañado por medio millón de venezolanos, y miles de ellos mandaron al mundo fotos, videos, palabras. En Kiev, aunque también hay cientos de celulares transmitiendo todo, la vida vale aún menos. Pero todos los que presencian el asalto policial al Maidan coinciden: sin el monitoreo mediante twitter, esta noche hubiera terminado con no con 18 muertos, sino en una terrible masacre.

Mi amiga cibernética @afelia escribe: “Los cinco canales de televisión de Kiev están fuera del aire.” Ahora todo depende de los reporteros ciudadanos con sus iphones.

Génesis, antes, durante y luego de la acción paramilitar contra los estudiantes en Valencia. El día siguiente falleció.

Y de repente aparece, entre tanta imagen de horror, la foto de una de estas bellezas venezolanas que conocemos de revistas: la reina de turismo de Valencia, Génesis Carmona. En el texto el tuitero @RAPS14 pide donaciones de sangre para Génesis: la belleza ha sido destruida por un balazo en la cara. Me meto en su twitter. El último RT de Génesis: “La oposición unida debe defender a Leopoldo López y Maria Corina Machado ante intención del gobierno de encarcelarlos.”
(El Diario de Hoy)