sábado, 7 de octubre de 2017

Carta a Luis Rodríguez: Antiguo Cuscatlán merece renovación

Estimado Luis:
Si fueras el típico militante del FMLN corriendo por una alcaldía, no me llamarías la atención. Pero sos un académico que enseña en escuelas prestigiosas como la ESEN y la Mónica Herrera. Te conocí como encargado de prensa de CEL, y me quedé impresionado por tu profesionalismo, cuando me facilitaste una entrevista con tu jefe, sabiendo que lo iba a asaltar con preguntas incómodas.

Asumiste el reto de desbancar a la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán, doña Milagro Navas, lanzado por una iniciativa ciudadana, en alianza con Cambio Democrático… y el FMLN. ¿Y qué?

Así que te hablé para que me cuentes qué ondas con tu candidatura. Y luego de esto, decidí mandarte esta carta. Para sorpresa de muchos, la carta comienza así:

Si viviera en Antiguo, yo votaría por vos.

Luego de 29 años, Antiguo necesita un relevo. Y como ARENA no lo permite y postula a doña Mila para un onceavo mandato, alguien más lo tiene que hacer.

No tengo problema de apoyarte, me da igual con qué bandera vas, con tal que tus propuestas sean sensatas, prácticas y viables. El único miedo que tenía era que puedes tratar de subirte a la ola de Bukele y su discurso populista.

Me di cuenta que no sos ningún Bukele, sino un profesional con las patas en la tierra. No estás vendiendo una figura, sino una propuesta de renovación para Antiguo, con énfasis en una ciudad vivible e inclusiva. Si algún municipio puede lograr esta meta es Antiguo, con la alcaldía más rica del país – siempre y cuando estés dispuesto de trabajar de la mano con los que han invertido en El Espino, en Santa Elena, en La Laguna.

Tus propuestas de modernización me parecen prácticos y necesarios. Lo que en 29 años no ha hecho doña Mila, tampoco lo hará en otro mandato más. No tengo nada contra la alcaldesa, pero nadie debería estar gobernando por vida, bloqueando la renovación y modernización. No conviene a Antigua, y tampoco a ARENA.

Si vos te mantenés lejos del populismo mentiroso, pacientemente exponiendo tus propuestas de solución para el municipio, no veo porqué los miles de residentes de clase media de Antiguo no puedan votar por vos; y porque los cientos de empresarios que invirtieron en este municipio, no trabajarían con vos, en caso que salieras electo.

No veo ninguna razón que la gente de Antiguo, sólo por razones ideológicas y de afinidad con ARENA, tienen que bloquear la renovación en su ciudad. Como te dije: Hubiera preferido que ARENA misma apostara a la renovación, pero no se atrevió. Tal vez aprenden algo si pierden su baluarte Antiguo – por necios o por falta de valor.

Te deseo suerte, Luis. Saludos,

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Esta carta se publicó en MAS! en una versión más corta

Para más información: https://www.facebook.com/SVLuisRodriguez/

(EL DIARIO DE HOY)

 

viernes, 6 de octubre de 2017

Columna Transversal: Rueda de Caballitos. Cambiar para que todo siga igual

La seguridad pública está en manos de dos instituciones: por una parte, en la del Presidente de la República, quien por mandato constitucional es el responsable directo tanto de la Seguridad Nacional (con sus instrumentos Fuerza Armada y Organismo de Inteligencia del Estado), como de la Seguridad Pública (con sus instrumentos Ministerio de Seguridad, PNC y Dirección General de Centros Penales). Por otra parte, la Fiscalía General de la República. Ante el fracaso de sus gestiones, ambos –Presidente y Fiscal General- están haciendo el mismo movimiento: echar a andar una rueda de caballitos, cambiando sus piezas claves de un cargo al otro. El Fiscal General cambió a 90 (!) jefaturas, pero sin depurar a nadie. Lo mismo va a anunciar el Presidente de la República en estos días: el ministro de Seguridad iría a Casa Presidencial, como Comisionado de Seguridad; el director de la PNC sería nombrado ministro de Seguridad; el subdirector de la PNC ascendería a director; el director de Investigaciones subiría a subdirector.

En ambos casos, ninguna depuración. Parece que ninguno de estos funcionarios ha fallado en nada y ninguno de ellos es responsable del fracaso de las políticas de Seguridad –porque nadie fue destituido. En el caso del Ejecutivo, todos ascendieron a más poder. En el caso de la Fiscalía, simplemente los rotaron.

Tampoco hay ninguna reingeniería, que muchos expertos consideran necesaria para dar más eficiencia a la PNC, Centros Penales y FGR. La misma estructura, con otras caras…

Nadie sabía cuál era la competencia de Hato Hasbún como Comisionado Presidencial de Seguridad, en comparación a Óscar Ortiz, que tienen un título parecido. Y nadie lo sabrá ahora que el ministro Ramírez Landaverde asume este cargo vacante por la muerte de Hato Hasbún. El Consejo de Seguridad Ciudadana no funcionaba cuando lo coordinaba Hato Hasbún, porque solo producía planes románticos que el aparato de Seguridad, controlado por Landaverde y Coto, nunca implementó. Donde el “Plan El Salvador Seguro” del Consejo hablaba de la prioridad de la prevención, la PNC hablaba con hechos represivos: militarización de la PNC, despliegue de tanquetas, formación de batallones de choque en la PNC, enfrentamientos en vez de inteligencia y detenciones, grupos de exterminio, , medidas extraordinarias (Estado de Excepción en los penales)…

Si Hasbún como generador de gobernabilidad y concertación no pudo hacer valer el Consejo, ¿cómo lo va a hacer el policía Ramírez Landaverde? Vienen tiempos más oscuros para los hombres y mujeres de buena voluntad que están poblando este Consejo…

Lo único que se puede concluir de los cambios del gabinete de Seguridad es que los halcones van a tomar el control total. Los hombres de la guerra contra las pandillas ya no van a dejar ningún espacio para los que hablan de la guerra contra la pobreza, la marginación y la violencia.

Con este equipo, Salvador Sánchez Cerén va a dirigir su política de seguridad en los 600 días que les quedan en el gobierno. Más el ex jefe de las fuerzas antipandillas de la PNC, Marco Tulio Lima, quien asume la dirección de Centros Penales. Más el omnipresente vicepresidente Óscar Ortiz que ha asumido el rol del gran comunicador del gabinete de Seguridad. Si fuera de las cámaras tiene incidencia real sobre los planes de guerra, esto es una de las grandes incógnitas de este gobierno.

Sin depuración, sin asignación de responsabilidades por los fracasos, sin reingeniería y sin un cambio radical de planes, estrategias y formas de operar, es difícil suponer que las cosas van a cambiar para mejor. Todo indica el cambio será para peor: habrá más improvisación; más represión sin focalización, afectando (y por tanto radicalizando) a todo el contorno social que convive con las pandillas en las comunidades marginadas; proyectos de prevención diseñados con criterios electorales…

Precisamente por estas razones ha fracasado la política de seguridad del FMLN. Los planes de represión apuestan al exterminio, no a la aplicación de la ley ni mucho menos a la generación de paz. Los planes de prevención no funcionan porque son percibidos por las comunidades como parte complementaria del plan de guerra, no como esfuerzos para erradicar la marginación. Además su diseño e implementación están en manos de una extraña mezcla de activistas partidarios y burócratas, que tienen en común que poco se ensucian las botas, poco patean calle, poco se relacionan con los liderazgos comunales.

Mientras todo esto no cambia, el Plan El Salvador Seguro será pantalla, y detrás de ella avanzaría la respuesta violenta del Estado a fenómenos que necesitan respuestas integrales e inclusivas. Esto se expresa en los números de homicidios, que nunca bajan de manera sostenida. Se expresa en una población marginada que comienza a ver a la PNC como amenaza… y mañana como enemigo.

(EL DIARIO DE HOY)







jueves, 5 de octubre de 2017

Carta a los que anhelan un ‘Segundo Acuerdo de Paz’: No sean ilusos

Estimados amigos:
Ahora están diciendo que fue por culpa de la oposición que se frustró la misión del embajador Andión y el mandato del Secretario General de Naciones Unidas de generar un “acuerdo de nación”. Primero lo dijo Rubén Zamora y luego El Faro, en una nota que fue más cuento que reportaje.

Claro que ARENA puso reservas y condiciones. Así lo hicieron el FMLN y el gobierno. Claro que ninguno de los dos entró con mucho entusiasmo a este proyecto, sino más bien con escepticismo. Así la sociedad salvadoreña entera.

Esta iniciativa estaba condenada al fracaso cuando se comenzó a hablar de un “segundo acuerdo de paz”. Los Acuerdos de Paz del 1992 eran posibles porque estábamos en guerra y todos llegaron a la convicción que nadie la podía ganar. Ahora no estamos en guerra, por lo menos no en guerra entre derecha e izquierda. Y no es cierto que nadie puede ganar. Estamos ante dos elecciones cruciales, y alguien las va a ganar.

Los Acuerdos del 1992 tuvieron como objetivo erradicar el uso de la violencia para alcanzar o defender el poder; desmilitarizar al Estado; e incluir a la izquierda en un sistema político pluralista. Para cumplir esto, había que refundar la república, reformar la Constitución, y establecer nuevas reglas para el juego político.

Hoy no estamos ante la necesidad de refundar la República, y quien lo exige, lo hace con malas intenciones. Tampoco necesitamos reformar la Constitución. Urge cumplirla y hacerla cumplir. Ponerse la meta de producir un nuevo Acuerdo de Paz significaba de antemano que iba a fracasar.

También fracasó porque no nació de la ciudadanía, ni siquiera de una iniciativa conjunta de las fuerzas políticas. Nació en Casa Presidencial.

Fracasó porque dejaron afuera los dos principales problemas del país: la crisis fiscal, porque la delegaron a una mesa paralela con mediación del Banco Mundial; y la crisis de seguridad y violencia, porque el gobierno tuvo miedo que por esta vía iban a entrar al diálogo las pandillas, como principales protagonistas del problema. Mejor vetaron el tema.

Y finalmente, el diálogo fracasó porque se inició a destiempo, cuando el país estaba al punto de entrar en dos años electorales, que van a definir el rumbo del país. Hay que dejar que se defina en las urnas, no en mesas de diálogo. Una vez que la nueva correlación de fuerzas esté definida, es el momento de sentarse y llegar a acuerdos.

Tengan paciencia. Saludos,


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(MAS! y EL DIARIO DE HOY)

martes, 3 de octubre de 2017

Carta al gabinete de Seguridad: ¿Cuál reducción? ¿Cuál El Salvador Seguro?

Ustedes proclaman que han reducido la violencia. Con este éxito, su partido quiere ganar las elecciones del 2018 y del 2019. Porque otros éxitos no pueden mostrar.

Veamos si este éxito es verdad o mentira.

Ustedes están conduciendo la Seguridad desde el 1 de junio el año 2014. En los primeros 5 meses del año antes de que asumieran el mando, 1,466 salvadoreños habían muerto por homicidio: un promedio de 293 al mes, y de 9.7 al día. Este fue su punto de arranque.

En los siguientes 5 meses (de junio a octubre 2014), 1,677 salvadoreños murieron asesinados: un promedio de 335 al mes y de 11 al día. ¿Cuál reducción?

En el año 2015, cuando ustedes ya tenían lista su estrategia, su famoso ‘Plan El Salvador Seguro’, y sus planes operativos de topar a las pandillas, murieron asesinados 6,657 salvadoreños: 2,745 más que el año 2014 cuando asumieron el mando. Estamos hablando de 555 homicidios al mes y a 18.3 al día. ¿Cuál reducción?

En el año 2016, hubo 5,278 homicidios: 1,366 más que el año 2014 cuando ustedes tomaron el control. Equivale a 440 al mes y 14.5 al día. ¿Cuál reducción?

En el 2017, los homicidios sí bajaron. Pero en el recién concluido mes de septiembre, nuevamente llegaron al promedio del año 2016, con 435 mensuales.

Comparemos los meses de septiembre:
Septiembre 2012: 156 homicidios
Septiembre 2013: 242
Septiembre 2014: 333
Septiembre 2015: 685
Septiembre 2016: 344
Septiembre 2017: 435
¿Cuál reducción?

Viendo los números, que son los únicos que no mienten en el debate sobre Seguridad Pública, sus políticas han fracasado, y su discurso de reducción y éxito es mentira. En próximas columnas voy a explicar porqué fracasaron. Ahora sólo les adelanto el punto central: Están haciendo todo lo contrario al tal ‘Plan El Salvador Seguro’, que supuestamente es resultado de una gran concertación con todos los sectores representados en el Consejo de Seguridad Ciudadana que armaron. Este plan prioriza la prevención. El plan real que ustedes implementan en el terreno no sólo prioriza la represión, la lleva al extremo – incluso a chocar con la legalidad. Los miembros de este Consejo están frustrados, se sienten engañados, o ya dejaron de asistir.

Ustedes venden dos mentiras: El Plan El Salvador Seguro, que es puro adorno; y la reducción de homicidios. Ambos no resisten ningún análisis objetivo. La gente les va a cobrar la factura. Saludos,

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(MAS! / EL DIARIO DE HOY)